El colombiano es un personaje incapaz de autorregularse, indisciplinado, autoindulgente y provinciano. Por eso cree que Colombia es un país con alguna importancia en el concierto mundial, distinta a la de ser el mayor productor de cocaína. A propósito, ¿nos hemos preguntado por qué en países con condiciones geográficas, sociales y políticas muy similares no se ha dado el fenómeno en la misma proporción? Precisamente por eso el colombiano dice que su país es “el mejor vividero del mundo”, pues porque puede hacer lo que le da la gana, lo cual, por supuesto, es placentero inmediatamente, como lo es la vida para esos niños a los que no les ponen límites. El problema es que eso resulta también en la mayor traba para construir un tejido social entre adultos.