El embajador

Sueño con que una cortesana japonesa del siglo XIX me espíe detrás de un biombo mientras le presento mis credenciales de embajador al emperador. Y que esa noche escriba en su diario: “Hoy ha venido el señor Barrios, el embajador de la naciente República de la Gran Colombia. Tiene una voz grave, viril, pero su semblante tiene algo triste, y luce encorvado. Tal vez extraña a su país, a su esposa y a sus tiernos hijitos. Se trata sin duda de un espíritu noble”.