Juvenil

Estaba en la plataforma de la estación esperando el tren con otros pasajeros. De repente, a unos metros de mí, vi a una mujer de unos cincuenta años; llevaba tenis, pantalones de fatiga y una chaqueta. Empezó a hacer estiramientos en la plataforma mientras que llegaba el tren. Cuando éste llegó, se subió al mismo vagón que yo y se recostó en un asiento para tres con las piernas sobre la banca, juvenilmente. Se puso unos audífonos y con movimientos cortos y rápidos sacó un libro de su morral. La odié profundamente porque me pregunté: ¿Yo me veo así? ¿Soy, como ella, un cincuentón ridículo?