Creo que este diálogo da para un cuento, pero mientras miro a ver si puedo escribirlo o no, lo recuento. Estaba en la cocina de un apartamento y oí por la ventana que una mujer le decía con voz amorosa a su marido: “Mi amor, ¿te tomaste el tintico que te dejé o lo botaste?” (Silencio). ¿No es increíble? ¿Y no es una de esas escenas tan comunes en las parejas? Ella, considerada, le deja un resto de café a su esposo, pero como lo conoce, contempla el que él lo bote a sus espaldas, lo que sería una pequeña violencia. Le pregunta. Él se queda callado.