Hice dos pregrados y dos posgrados, viví en Barcelona, en Nueva York y en Lakeville, Connecticut; he publicado dos libros de cuentos y algunos textos periodísticos, y he sido profesor durante veinte años. El año pasado cumplí cincuenta y, ¡al fin! puedo ser ese señor simpático, respetable y coqueto, que ya tiene la prestancia suficiente como para pedirle a la supervisora o al supervisor de los cajeros del supermercado que le selle el tiquete del parqueadero para que este le salga gratis (aunque su compra no alcance el monto requerido para ello). Siempre acceden. Me he convertido en lo que siempre quise ser realmente.