La paranoia

Tengo muchos amigos porque soy chistoso y solidario. Además, tengo 52 años y he viajado y vivido por fuera, así que los he acumulado de distintos países. También, he sido soltero la mayor parte de mi vida, no tengo hijos de qué ocuparme, y mi familia no es gregaria. Así pues, siempre hay amigos que me buscan, pero a veces pasa que nadie me escribe ni me llama por más de 24 horas. Y entonces reflexiono: “Algún día iba a pasar, claro. Que todo el mundo me dejara de hablar”. “¿Cómo voy a hacer ahora?”, me pregunto. “Tendré que pensar en algo”, me digo resueltamente.