Vivo en la neurosis y el narcisismo propios de mi época y de mi generación. Pienso y hago deducciones a partir de mis experiencias. Soy feliz la mayor parte del tiempo, aunque a veces me quejo. Soy más o menos consciente del lenguaje, de la tecnología y de la idea de un ser superior. Quiero y soy querido. A veces me desvelo. Todo como todo el mundo hasta que voy a una cita al médico. Desde el momento en que entro a una clínica o a un consultorio mi pensamiento se derrumba, y no como producto de la hipocondria (suele tratarse de chequeos que al final arrojan unas prescripciones simples). Trato de leer algo mientras me atienden, tomo notas en una libreta, pienso en lo que tengo que hacer cuando salga de ahí, pero me llama la atención cómo la vida del pensamiento se va al carajo cuando van a examinar mi cuerpo o mis dientes. Somos críticos de la autoridad, pero no de la médica. Me pregunto también por qué la medicina resulta un tema tan fecundo para series de televisión, pero no para películas ni para novelas. ¿Porque todo lo del cuerpo es inmediato? ¿Es un eterno presente sobre el que no se puede narrar?