Nada personal

El otro día estaba pensando en cómo introducir los debates en mi curso de Expresión Oral con mis estudiantes de Secundaria. Ya habíamos hecho descripciones, lectura en voz alta y exposiciones individuales. Lo importante al debatir, pensé en decirles, es entender que estamos debatiendo sobre opiniones, ideas, puntos de vista, y no sobre ustedes. Así que, ¡no se lo tomen personalmente!, enfatizaría. ¿Que qué?, me pregunté de repente, cuando terminé ese soliloquio. ¡Mentiroso! Me estaba engañando a mí mismo e iba engañar a mis alumnos. ¡Claro que es personal! ¡Todo lo que nos dicen, nos los tomamos personalmente! Lo que vamos a aprender, acabé por decirles, es a manejar la molestia, la irritación o la rabia que nos produce que nos contradigan, que otros piensen lo opuesto de lo que pensamos, y creemos, por lo tanto, que es la verdad.