La crueldad

En un cuenco de madera pone las monedas que le dan de cambio en su país y, como ha viajado, también monedas de otros países. Centavos de Dólar, Euros, Coronas danesas. Antes de salir a la calle piensa que es su deber coger algunas para repartir de limosna. Agarra un puñado y ve de soslayo que con los pesos se han mezclado monedas de otros países. Si los mendigos pueden cambiarlas, se dice, ¡es mucho más de lo que reciben de cualquier otro transeúnte! Estos cincuenta centavos de dólar, por ejemplo, son más de dos mil pesos. ¡Qué generoso soy!

ficción